Dieron todo en la cancha
Croacia se quedó ayer con la última plaza en las semifinales de la Copa del Mundo al imponerse por 4-3 en una tanda de penaltis a Rusia, que forzó de manera espectacular la segunda prolongación para ambas selecciones en un partido loco de emociones diversas, que terminó 2-2 en la prórroga.
En el minuto 115 del partido jugado en Sochi ante casi 45 mil espectadores el lateral de origen brasileño Mario Fernandes devolvió a la vida a una selección anfitriona también de cabeza un partido que en el minuto 101 tenía ganando para los ajedrezados el central Domagoj Vida.
Si bien es cierto, Fernandes, sorprendió al mundo al ignorar los llamados de la selección Canarinha para atender la oferta de Rusia, marcó de cabeza al cobro de un libre directo, y por la misma vía el zaguero Vida capitalizó un córner.
Ambas selecciones habían llegado a una nueva prórroga tras igualar 1-1 en el tiempo reglamentario.
Y justamente en el 39 Mario Mandzukic, en una aparición inusual para su rol, se desplazó veloz por el callejón izquierdo y al pisar el área soltó un centro para la cabeza de Andrej Kramaric ante el que nada pudo hacer Igor Akinfeev.
La prórroga comenzó con drama para Croacia, que con tres cambios consumados se encontró entonces ante el dilema de una lesión muscular del lateral derecho del Atlético de Madrid Sime Vrsaljko y síntomas de agotamiento de Mandzukic.
De hecho, la balanza se inclinó para Croacia con el gol de Vida y, cuando todo parecía consumado, cinco minutos después apareció Fernandes.
Por Rusia anotaron Alan Dzagoev, Ignashevich y Kuziaev, pero además del fallo de Fernandes, Subasic atajó el tiro de Smolov, el primero de la tanda.
Y por Croacia anotaron también Brozovic, Modric con mucho sufrimiento, pues Akinfeev casi detiene el lanzamiento, y Vida antes de dar paso a Rakitic. El portero ruso, héroe en el pasado partido contra España, apenas pudo evitar a Kovacic.